A finales del siglo XII los comerciantes alemanes habían desembarcado en las costas del Mar Báltico. Fueron seguidos por los misioneros cristianos y los cruzados. Los alemanes llamaron este territorio la Tierra de Livos - Livonia. En 1180 un monje llamado Meinhards llegó y se asentó en las orillas de Daugava. Meinhards hizo su residencia en Ikshkele (a 30 kilómetros subiendo el Daugava), y en el año 1185 construyó allí la primera iglesia de piedra en Letonia. Después de su muerte la posición del obispo de las tierras de Livonia fue dado al obispo Bertold. Las tropas de los cruzados liderados por Bertold atacaban las tierras de los Livos, mataban a los residentes locales, devastaban los campos y quemaban las aldeas. No es sorprendente que los livos se defendían ferozmente. El obispo Bertold fue matado con una lanza del guerrero livo llamado Imants en una batalla cerca de Riga en 1198.
Entonces, el Vaticano envió a Riga un tercer sacerdote - El Obispo Albert-que era un hombre muy inteligente y astuto. Después de llegar a las tierras de los livos en 1200 Albert inventó un ingenioso plan: convocó a los jefes de las tribus locales a una fiesta, les emborrachó y después ordenó a capturarlos. A cambio de la liberación de los líderes, Albert exigió a sus hijos como rehenes, que fueron rápidamente enviados a Alemania. El plan de Albert consistía en intercambio de los hijos de los jefes por el derecho a poseer un pedazo de tierra cerca del mar adonde se trasladó su residencia y fundó la ciudad de Riga.
Otra leyenda dice que el astuto Albert pidío al líder de los livos un pedazo de tierra del tamaño de una piel de vaca para poner allí su altar. Y cuando el jefe lo aceptó Albert fue a un peletero y lo contrató para dividir la piel en muchas capas. Albert cubrió con varías capas el terreno y así consiguió el lugar para su nuevo castillo donde creció la ciudad de Riga. Precisamente este lugar donde ahora estamos fue el lugar desde donde empezó la construcción de Riga. El año 1201 cuando Albert puso la primera piedra en la base de su residencia se considera el año de la fundación de Riga.
Por favor, preste atención a los restos de la muralla. El conjunto de la ciudad estaba rodeado por este muro. Una pequeña puerta de metal en la pared del patio lleva al territorio del Convento, donde estaba el castillo de la Orden de los Hermanos Cruzados. La Orden de los Hermanos Espada dejó de existir cuando los balticos eliminaron casi todos los guerreros de la Orden durante la Batalla de Saule en 1236. El ex Castillo de la Orden pasó al Convento del Espíritu Santo, que lo convirtió en un refugio. Así apareció el nombre del Patio de Convento.
La Iglesia de San Juan situada fuera del Patio de Juan de camino hacia la Iglesia de San Pedro (el edificio con la torre más alta de Riga) también guarda muchas historias interesantes.
En la pared lateral de la iglesia de San Juan se puede ver un agujero en forma de cruz con una reja. Según una leyenda dos monjes del monasterio de los Dominicanos quería ser canonizados tanto que pidieron emparedarlos en una pared durante la construcción de la iglesia en el siglo 15. El deseo de los monjes se hizo realidad, y mientras ellos estaban aún con vida la gente del pueblo les daba de comer a través de este agujero que se habían dejado especialmente para ese propósito. Los monjes murieron pronto pero nunca fueron canonizados. Los huesos de los dos monjes permanecen en el nicho de la construcción como un recordatorio de lo que trae la vanidad...
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